El sudor y la sangre se mezclaban en su torso, corrían por él, deslizandose, y al igual que estos, Jacob también corría. Sabía que era aquello que se acercaba, sabía que si le alcanzaba todo acabaría, que si permitía que le diese alcance su vida perdería todo el sentido y, en cierto modo, perderíala vida en si.
De pronto una rama. Notó como su pie quedaba trabado. Vio como el mundo volcaba, como todo a su alrededor se deslizaba lentamente hacia arriba, hasta que topó con el suelo violentamente.
Un golpe seco, y duro. Pudo oir un fuerte crack y a continuación un intenso dolor, seguido de una insufrible sensación de ardor en el brazo. El dolor le atenazaba, su llanto, como una bestia descontrolada se apoderó de él, la sangre continuaba manando de su pecho, sin amago de cerrar en vida, el sudor recorría cada infinitesimal parte de su cuerpo. Sus memorias pasaron ante él. Recordó cada momento vivido, momentos buenos y momentos malos, momentos dulces y momentos amargos, pensó en rendirse, la idea de acabar con su sufrimiento de tal modo le oprimía el pecho, hacía que la sangre manase con más fuerza, casi con ardor, pero a la vez el frío entumecía cada parte de su cuerpo. Pensó en rendirse ante la bestia, en rendirse y perderlo todo para siempre, en perder el sentido y la alegría de su existencia, todo daba vueltas, la realidad le rogaba que se rindiese ante el dolor, y la realidad empezó a desvanecerse, fundiendose su vista en negro.
Todo era negro, recordó lo que posiblemente fuese su último pensamiento, momentos dulces, la alegría que precedió a la tempestad, al dolor, a las lagrimas. Eran recuerdos felices, Jacob añoraba esos recuerdos, añoraba esa vida, añoraba esos sentimientos, pero este entorno, esta oscuridad suponía el fin de todo aquello, suponía el fin de la existencia, y todo le decía que se rindiese a ella...
Blanco y negro... siluetas... color. Un grito de rabia surgió desde lo más profundo de sus entrañas, y Jacob se levantó. Rehusaba rendirse ante el dolor. Rechazaba arrodillarse ante el sufrimiento y la amargura. Decidió que lucharía hasta el final de su existencia por evitar perder su esencia, aquello que lo convertía en humano. Su brazo, roto; su pecho, sangrando; su dolor, atenazante, inhumano, sobrecogedor... Jacob comenzó a correr, pero tras unos pasos se detuvo, la bestia se acercaba. Con una media sonrisa en los labios se dio la vuelta. Los tenebrosos árboles escoltaban a la oscuridad hasta el infinito, de donde surgían los escalofriantes rugidos. Jacob miró al frente y gritó con rabia. Su voz resonó potente a lo largo y ancho del bosque.
Con un quejido los aullidos cesaron, la oscuridad retrocedió, y con ella, la esperanza retomaba la batalla en su alma.
"Que todos aquellos que en algun momento caen oprimidos bajo el peso de sus penurias aprendan, que cundo nos rendimos a nuestras presiones perdemos aquello que a todos nos hace humanos. Nuestra esencia es la esperanza, ella nos alimenta y nos mantiene con vida. Solo cuando la perdemos nuestro latido se apaga y nuestra respiración se entrecorta."
Díselo, que sin quererlo fui feliz.
Hace 10 años
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