Hoy algo me ha hecho reflexionar acerca de un par de cosas, en gran medida esta entrada es la causante del cambio de título y el, muy aclamado por los pocos lectores, cambio de diseño y presentación del blog.
Cada día que pasa el ser humano precipita aun más su moral a la destrucción, condenándola, lanzándola al vacío que la codicia y la busqueda de "poder" crean.
Estamos hartos de oir que debemos trabajar, casarnos, tener hijos, educarlos en nuestra "gloriosa" sociedad y ganar dinero que, los de ariba afirman, es capaz de traernos la felicidad.
¿Están seguros ustedes? Bueno, yo afirmo rotundamente que no, que es absurdo pensar que un hombre pueda nunca estar por encima de otro, que todos somos iguales, independientemente del dinero, grado o condición social poseída, a pesar del color de piel, de ojos, de pelo o de las difrencias entre la sangre. Todos somos humanos y todos somos iguales. Opino que estoy harto de oir que debo perder mis valores y mi identidad en favor de una sociedad que está consumiendo al máximo nuestra esencia Humanidad, que nos está matando lenta y agonizántemente.
Y sí, aunque a algunos les suene idealista e incluso ridículo, hemos perdido nuestra comunión como seres con el planeta, con nuestro interior humano, con nuestro interior como seres vivos, y hemos remplazado todo esto, nuestro mayor tesoro y nuestro mayor bien, en favor de una masa amorfa de envidia odio y avaricia.
El ser humano se pudre por dentro y no hacemos nada para remediarlo, ¿y sin embargo quieren que siga el protocolo?, ¿que sea un miembro más sin cerebro de este sistema mundial de enculturación?, ¿que defienda a una patria (no me refiero a mi país, sino a mi planeta, entendido como sociedad humana) que busca el robo de mi personalidad, de mi esencia?
Mi única respuesta es que, mientras pueda, aunque para mi ya es imposible, puesto que estoy tan inmerso en el sistema como cualquier otro ser humano, seguiré intentando luchar por evitarlo, por conseguir que algún día nazca un ser que verdaderamente sa capaz de romper las cadenas que nos subyugan desde tiempos inmemoriales. Ese ser no será una persona, sino una idea, un ideal de libertad, un sentimiento que nos unirá como hombres y mujeres bajo una misma consigna, y entonces seremos libres.
Estudiando
Hace 8 años
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