domingo, 20 de diciembre de 2009

Cambios en la Vida

Solo en el momento en que ves que aquellos a los que creías amigos te han estado... digamoslo claramente, puteando, te das cuenta que esas putadas vienen de lejos, que has sido un auténtico gilipollas por creer que en algún momento no fue solo una ilusión, que se han básicamente aprovechado de tu ingenuidad, te han jodido, y luego se han largado. Cuando te das cuenta de eso existen únicamente dos reacciones: Te jodes, sufres, lloras... o bien reaccionas como gracias a dios he tenido la suerte de reaccionar, te vengas, te conviertes en el mayor hijo de puta y, extrañamente, te sientes bien siendolo, es más, te sientes mejor que nunca, desahogado...
Una vez llegas a este estado piensas, "joder, ahora estaré solo..." y te das cuenta que siempre has tenido a tu alrededor algo a lo que consideraste unicamente amigos lejanos, son personas que siempre te han apoyado, y nunca te diste cuenta de ello, amigos que siempre te quisieron, y nunca se lo agradeciste, y piensas, es hora de cambiar, de acabar con todo aqullo que te hacía sufrir, acabar con todas esas putas ilusiones absurdas, acabar con los patéticos cambios de personalidad a los cuales te veias sometido en compañía de tus "amigos", y ves, que los auténticos amios no te han abandonado, te aceptan y quieren tal y como eres.
Estas experiencias son las que hacen que te des cuenta, de que lo mejor es ser tu mismo, a quien le guste de puta madre, siempre podrá ser un miembro más de la "familia", a quien no les guste... bueno, me voy a permitir una pequeña similitud a una cita de un conocido grupo llamado Poison... "A quien nos toque los cojones, le partimos la cara, y nos follamos a su hermana..."

sábado, 5 de diciembre de 2009

¡¡SALTA!!

Observaba todo e escenario desde una visión imponente, podía ver un mar de cuernos y más allá al grupo en cuestión, de pronto, el guitarrista del anterior grupo, que había bajado al escenario como público me agarro de las manos, y me zambulló en una marea de gente. Me sentía flotar en un mar de cuernos que me lanzaba hacía arriba en cada caída. El instinto se apoderó de mi, perdí el poco recato o pudor que podría sentir y comencé a gritar y a cantar sin importarme siquiera que tenía un esguince en el tobillo, o que había estado recibiendo golpes durante todo el concierto a causa de los pogos. De pronto me di cuenta de adonde me llevaba el público... el escenario. Cuando llegue me soltarón como las olas sueltan sus cargas en la costa. Me incorporé, miré hacia adelante, el grupo estaba tocando una de mis canciones favoritas. Me di la vuelta y pude observar a la muchedumbre observandome en un griterío, sin pensarlo siquiera, como un instinto natural que surgió de mi, me alejé unos pasos del gentío y, a continuación, corrí hacia este con un grito enfervorizado y salté. La gente me recibió devolviendome a la antigua sensación de la marea, pero con algo distinto, la llama de la emoción invadía mi pecho. Cuando la marea de brazos y cuernos me bajó y puse mis pies en el suelo vi a mi hermano sonriendo y, juntos elevamos nuestras voces al volumen del concierto y alzamos los puños con aire tiunfal. Mi tributo a Dimebag se había cumplido.