sábado, 14 de enero de 2012

Flashback

El tiempo se detuvo, su vida pasó por delante de sus ojos. De nuevo parece que una escena tan típica de libros y películas se hacía real. Vio su más tierna infancia, aquellos días con su abuelo en el parque, seguidamente se observó a sí mismo con sus amigos tirando petardos en un descampado, en aquellos momentos consideraban eso como una temeridad, y se ocultaban cual fugitivos de la ley. La escena saltó abruptamente y, a continuación, pudo verse en un escondido parque, a solas con una chica de unos 14 años, recordó esa escena, era su primer beso, incluso conocía los sentimientos de aquel chaval en ese mismo instante, recordó que pensaba que ese amor sería algo eterno, hacía planes de futuro y se imaginaba con ella en cualquier parte. No le sorprendió que la siguiente escena se correspondiese al mes siguiente, cuando la chica le dejó por otro más alto, más guapo y mayor que él. Se vio a si mismo sentado en un banco, sollozando y dándose cuenta de cuan estúpido había sido, al ver este recuerdo no pudo más que dejar escapar una sonrisa.
Otra escena, se vio asimismo otra vez, había crecido de nuevo, espalda ancha, músculos definidos, barba y mirada penetrante y confiada, estaba con sus amigos, muchos de ellos se fueron para no volver, pero algunos de ellos seguían en su vida, en el mismo papel, se dio cuenta de que siempre habían estado allí. De nuevo se escapó aquella sonrisa. Otro salto, se vio con ella, la sonrisa en su semblante desapareció, ambos estaban riendo en unos columpios, él se acercó y la besó. De nuevo aquel dichoso salto. Estaba tumbado en una cama, era de noche.Ella se acercó, estaba a medio vestir, se quitó las botas y se tumbó sobre él, besando su cuello ávidamente. Aquel fundido en negro de nuevo... se vio con ella, otra vez, sostenía a un bebé, su hijo. Ambos sonreían, parecían tan felices... su semblante se oscureció. Otro salto, primer día de colegio, su hijo estaba nervioso y él le dio un par de consejos y le dijo que entrase en clase. Otra vez ese salto... no quería mirar, sabía que era aquello que se acercaba, no quería mirar, le aterraba ese recuerdo, pero se materializó. El día era lluvioso, mucha gente vestida de negro, su mujer y sus amigos estaban a su lado, su hijo... ya no estaba. Su mujer lloraba desconsoladamente, él permanecía de pie, junto al ataúd donde yacía su pequeño, con un semblante fantasmal en su cara, reflejo de la expresión que tenía en ese mismo instante. Un escalofrío recorrió su cuerpo, también sabía qué llegaría en ese momento. De nuevo el fundido en negro, aunque esta vez tardó bastante más en llegar. Se materializó en la cocina de su casa, estaba allí mirando de forma impasible, su mujer estaba allí, ciega de rabia, había perdido ese brillo en sus ojos, nunca volvió a verlo... La escena volvió a perecer. Estaba en el salón, una noche oscura. Supo que eso ya no era un recuerdo.
La bala impactó en su pecho y cayó al suelo. Él se acercó. Parece ser que aquellos flashes no eran solo propios de aquellos a punto de morir. La pistola se deslizó entre sus dedos hasta tocar el suelo. Allí estaba ella, tumbada en el suelo, su semblante no era de temor, ni de sorpresa, ella sabía que iba a ocurrir, ambos lo sabían, desde hacía días, ambos lo habían acordado en un pacto sellado sin palabras ni escritos, sino voluntades. Su semblante por fin parecía en paz, como si le diese las gracias de forma secreta. La camisa que ella llevaba... recordó habérsela regalado años atrás. Ahora estaba teñida de sangre, aquel blanco tan puro ahora parecía estar corrupto. Se acercó y besó sus labios. A continuación se incorporó y se dirigió a la terraza. Siempre le había gustado esa vista. Podía contemplar toda la ciudad, aterradora y a la vez hermosa a su manera, una compleja dualidad. Se asomó y no llegó a distinguir el suelo y sus transeúntes. Todo había cambiado mucho desde su infancia. Se sentó en el borde y miró al cielo. Recordó a su hijo, como tantas veces desde hacía 6 años, esta vez no estaba solo, ella estaba con él sonriendo ambos. Su mujer se acercó y le acarició... hacía años que no sentía esa sensación. "Ven" dijo ella con una voz dulce y sosegada. Por un momento él se asustó, temió por todo su corazón se desbocó, pero pronto se tranquilizó. Volvió a verlos, en el oscuro cielo de la noche. Lágrimas escaparon de sus ojos, pero eran de nostalgia y esperanza esta vez. Se secó los ojos, y una sonrisa se formó en sus labios mientras cerraba los ojos. Por fin se sentía en paz y tranquilo, y se dejó caer.

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